EL MOLINERO
Hace unos días me llegó por internet el siguiente correo electrónico: “Es agosto en una pequeña ciudad de la costa, está en plena temporada, cae una lluvia torrencial y hace varios días que la ciudad parece desierta. Hace rato que la crisis viene azotando este lugar, todos tienen deudas y viven a base de créditos. Por fortuna, llega un mafioso forrado de plata y entra en el único pequeño hotel del lugar. Pide una habitación. Pone un billete de 100 dólares en la mesa de la recepcionista y se va a ver las habitaciones. El jefe del hotel agarra el billete y sale corriendo a pagar sus deudas con el carnicero. Éste toma el billete y corre a pagar su deuda con el criador de cerdos. A su turno éste sale corriendo para pagar lo que le debe al molino proveedor de alimentos para animales. El dueño del molino toma el billete al vuelo y corre a liquidar su deuda con María, la prostituta, a la que hace tiempo que no le paga, en tiempos de crisis hasta ella ofrece servicios a crédito. La prostituta con el billete en mano sale para el pequeño hotel donde había llevado a sus clientes las últimas veces y le entrega el billete al dueño del hotel, ya que hace días no le paga. En ese momento baja el mafioso que acaba de echar un vistazo a las habitaciones, dice que no le convence ninguna, toma el billete y se va. Nadie ha ganado un centavo, pero ahora toda la ciudad vive sin deudas y mira al futuro con confianza”.
El anterior es un supuesto escenario de masa monetaria cero e inflación cero. Los manuales de economía están llenos de ejemplos didácticos para poder explicar los alcances del dinero, no tienen otra manera de hacerlo, y es que la economía es una ciencia extraña, las predicciones de los economistas suelen carecer tanto de fundamento que en el 2001 el Financial Times sugirió que deberían ser incluidos en “el salón de la vergüenza predictiva”. Así que cuando Usted le pregunta a un panel de economistas la causa de la revaluación de nuestra moneda encuentra opiniones tan dispares que lo que toca es sacar un promedio para lograr, al menos, un “pronóstico de consenso”. La última opinión conocida es la del Doctor César Vallejo Mejía, Codirector del Banco de la República, quien en una conferencia en Armenia manifestó que la causa de nuestra revaluación es la continuada devaluación del dólar estadounidense, y curiosamente esa afirmación si parece cierta. Aunque algunos técnicos consideren que la economía no es una ciencia y comparen sus proyecciones con las que haría cualquier adivinador, lo que los economistas globales sí saben es que mientras la deuda de los Estados Unidos permanezca en dólares la Reserva Federal podrá mantener sus imprentas zumbando a velocidad frenética para cubrir una insolvencia que es ya diez veces el producto interno bruto de todos los países del Tercer Mundo, pero si el dólar pierde su estatus como moneda de reserva global, y los Estados Unidos terminan endeudados en alguna otra moneda, podrían encontrarse camino a la bancarrota. Podría decirse que la suerte de Estados Unidos depende de China en este momento, y si no se ha colapsado el gigante es porque China, que es el mayor acreedor de Estados Unidos, podría perder cientos de miles de millones de dólares con el derrumbe del gigante. Lo que está haciendo China es incrementar sus reservas internacionales en euros, y si aún continúa inyectando dólares a la economía americana es porque su capacidad de elección está seriamente limitada, la zona euro tiene resentidas sus propias finanzas y apenas si puede recibir dinero de sustentación de otras economías para sus propios enfermos terminales. Entre tanto, ¿Qué están haciendo los Estados Unidos para cubrir su enorme déficit? Impulsar proyectos intensivos en capital privado, la guerra y la minería son algunos de ellos. En una reunión de cafeteros, que tuvo lugar en La Pintada, un cafetero indignado sacó un mapa de Antioquia con varios lugares resaltados en amarillo donde supuestamente se indicaban los nuevos prospectos de minería que el gobierno se propone adelantar. Esos sitios están ubicados en municipios de larga tradición cafetera de ese departamento, lo que deja entrever que el propósito gubernamental es acabar con la caficultura en Colombia ya que el café es la espina dorsal de los municipios cordilleranos. Yo me quedé estupefacto porque de ser eso cierto el desplazamiento de millones de personas de sus tierras no se hará esperar, creo capaz al Estado de servir de lacayo a los intereses foráneos de las multinacionales para complacer al capital privado. Eso no sería nada nuevo, es un hecho histórico que en el estado de Andhra Pradesh en la India el Departamento para el Desarrollo Internacional del Reino Unido y el Banco Mundial estaban financiando un proyecto llamado Visión 2020 para transformar el Estado a un modelo de agricultura industrial orientado a la exportación y controlado por las corporaciones, se esperaba que el proyecto desplazaría hasta 20 millones de personas de sus tierras para el 2020. El proyecto no prosperó, pero se sabe que entre 1997 y el 2005 el número de suicidios llegó a 150.000, pero la India y Colombia son cosas bien diferentes: las gentes pobres en la India mueren tiradas en los andenes y al día siguiente pasa un carro a recogerlas, ellos tienen el convencimiento de que están pagando un karma por un mal desempeño en una vida anterior, pero en Colombia la mayoría de los colombianos lo que hace es terciarse un fusil al hombro. El Gobierno debiera cuidar el capital social que conformamos los cafeteros, la minería se termina un día, el alma y la idiosincrasia de los pueblos puede durar miles de años. El Eje Cafetero es la zona más densamente poblada del país, Armando Montenegro y Rafael Rivas Mallarino en su libro Las piezas del rompecabezas nos dicen que el 75% de la población colombiana se concentra en la zona andina, la densidad es de 105 personas por kilómetro cuadrado, comparable a la de Francia, Austria y Hungría. Si se mantiene la distribución actual, y dado el crecimiento especialmente explosivo de nuestra población, se calcula que en el año 2050 esa densidad sería comparable a la de la actual China (155 habitantes contra 134), eso parece un cálculo desproporcionado, pero según el DANE podría ser peor (166 contra 134). ¡Cuidado, Presidente Santos!, el polvorín que podría formarse daría lugar a una estampida tan descomunal que sus imprevisibles consecuencias serían imposibles de calcular por parte de cualquier economista.
¿Qué están haciendo nuestras autoridades monetarias para conjurar la crisis causada por la devaluación del dólar? Lo peor: dieron por concluida la veda de un año que se le imponía a los capitales extranjeros como tiempo mínimo para permanecer en Colombia (la China exige que sean tres), lo que ha precipitado su entrada. Todos sabemos que los piratas monetarios andan merodeando en un mar de monedas flotantes, son los economistas los que nos ha enseñado que “el señuelo en la trampa es la promesa de inversión masiva de dólares. Al principio, los rendimientos son espectaculares; pero como pasa con cualquier fraude, los rendimientos eventualmente colapsan, dejando a la población altamente endeudada con los banqueros extranjeros, quienes se convierten en sus nuevos amos económicos”. La cantinela inicial de entidades como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional era sindicar a los políticos corruptos y a la ineptitud local de la difícil situación económica, pero la trama de esa novela ya la conocemos lo suficiente, la realidad es que los verdaderos culpables de nuestras desventuras son los especuladores bancarios internacionales. Los países puesto en la mira, son aconsejados que, para atraer inversión extranjera, deben permitir a sus monedas ser libremente convertibles en dólares a tasas flotantes, y que deben almacenar reservas adecuadas de dólares para cuando cualquier persona desee cambiar de una moneda a otra. Todo ello es falso: Jagdish Bhagwati es profesor de economía en la Universidad de Columbia, y encuentra acertada la aplicación de aranceles a los capitales extranjeros, él dice: “Un arancel de importaciones permite separar los mercados nacionales de los extranjeros, y elevar el precio nacional por encima del extranjero. De igual modo, los controles de capital separan el capital del mercado nacional del capital del mercado mundial”. El propio The Economist, el periódico más influyente del mundo en economía y finanzas, agrega: “…los controles de capital nos ofenderían con tanta violencia como, por ejemplo, una cuota de importación para los plátanos. Ambas cuestiones tienen mucho en común, pero no son lo mismo. Pese a lo descuidados que puedan ser, los liberales económicos deberían reconocer que los controles de capital, de una modalidad restringida, en cierta forma, y para casos determinados, son necesarios”. De hecho, estos controles se tomaron durante la crisis de 1997-1998 del Este asiático, el Doctor Mahathir, primer ministro de Malasia, implementó controles de cambio selectivos pese a la desaprobación del Fondo Monetario Internacional, las economías asiáticas afectadas por la crisis se hundieron, no así la economía de Malasia. China escapó de la crisis asiática de 1997-1998 debido a que el yuan no era libremente convertible. De una manera fundamental, el milagro chino del último lustro ha sido posible gracias a su tipo de cambio fijo y al control de divisas. Dicen los economistas como Juan Pablo Córdoba que Colombia no está en condiciones de hacer eso, es decir controlar las divisas y fijar el tipo de cambio, y uno no sabe ya que creer, yo lo que sé es que Juan Pablo Córdoba sería capaz de venderle el Banco de Sangre a Drácula para complacer a los norteamericanos, y también sé que lo que queremos significarle al Presidente Santos es que los cafeteros tenemos listas las ideas que nos permitirán redimirnos de la crisis cafetera, es cierto que requieren un esfuerzo financiero, pero no es un esfuerzo descomunal, las hemos calculado en el 6% de nuestras actuales reservas internacionales, el 6% es el porcentaje de incidencia del café en el Producto Interno Bruto Agrícola de Colombia. Las propuestas son las siguientes:
1-El Banco de la República debe tener asiento en la Federación Nacional de Cafeteros. Los Co-Directores del Banco le perdieron la pista al problema cafetero, uno de ellos, el señor César Mejía Vallejo, mencionó estar feliz de vender café a cincuenta y cinco mil pesos la arroba, se le olvidó mencionar que su salario le permite sostener por largo tiempo las pérdidas que le causa su propiedad.
2-Iniciar la estrategia de subsidiar el campo como ya se hace en la totalidad de los países desarrollados. La agricultura no es negocio en ninguna parte del mundo y por eso necesita subsidiarse, y una manera es permitir que el SISBEN sea compatible con el pago de la pensión y de los riesgos profesionales que desembolsan los patronos. El Gobierno cree que obliga a los finqueros a cumplir con lo estipulado por ley en el pago contractual de los trabajadores, lo que redundará en beneficios laborales para el trabajador, y resulta que la crisis económica no le permite siquiera a los patronos pagar su propia salud, y mucho menos su pensión y riesgos profesionales. Mientras tanto el Gobierno sigue gastando una cantidad ingente de recursos en familias del sector informal que no tendrán oportunidad jamás de acceder a una pensión y que presumiblemente continuarán con buena salud, pero sin futuro.
3-Establecer el dólar diferencial para los cafeteros. Ésta no es una propuesta descabellada, entre sus partidarios se encuentran el propio Gerente General de la Federación, quien lo hizo saber en el programa CARACOL RADIO (6 AM, Hoy por Hoy, Mayo 5 de 2010); el actual Ministro de Agricultura, Juan Camilo Restrepo (La República, 9 de julio de 2010), y hasta el propio Presidente durante la pasada campaña presidencial. Existe una propuesta concreta y detallada para la implementación del dólar diferencial. Los recursos deberán proceder de las reservas internacionales que posee el país, la justificación es la siguiente: Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía, dice que Estados Unidos no puede vivir de lo que tiene y ha de pedir prestado a los países pobres la espectacular cifra de 2000 millones de dólares diarios. Ese dinero lo toman prestado de las reservas internacionales que los países pobres tienen en el Banco Mundial, consolidadas en letras del Tesoro norteamericano con un interés bajísimo. Es curioso, nos dice él, que países que necesitan capital desesperadamente presten cientos de miles de millones de dólares al país más rico del mundo. Todos los países del mundo guardan reservas por múltiples razones: 1) Para administrar los riesgos a los que se enfrentan (cambios en el costo de la deuda, incremento en los intereses, emergencias naturales, etcétera), y 2) porque un país es como un cliente bancario al cual se le presta según sus ahorros. Bueno, todo parece bien hasta ahí, entonces ¿de qué tamaño deben ser las reservas internacionales de un país? Stiglitz dice que una fórmula prudente es que sean comparables a las deudas contraídas a corto plazo con las divisas fuertes; otros dicen que el tamaño de las reservas deben cubrir el valor de las importaciones de tres o cuatro meses que realiza un país; otros utilizan como analogía el modelo matemático de las grandes represas para que la necesaria liberación de agua en caso de avalanchas (corrientes enormes) no inunde a los habitantes que se encuentran aguas abajo, y los arrastre consigo. Ocho países del Este asiático (Japón, China, Corea del Sur, Singapur, Malasia, Tailandia, Indonesia y Filipinas) las han multiplicado por más del doble de lo indicado, sólo China a mediados del año pasado acumulaba un valor aproximado de 900.000 millones de dólares, ¿por qué ese incremento tan desmesurado? El alto nivel de inestabilidad económica y financiera y la forma en que el Fondo Monetario Internacional manejó la crisis del Este asiático en 1997-1998 ahuyentó a esos países para siempre, y ahora desean asegurarse de que no tendrán que volver a pedir ningún préstamo al Fondo Monetario Internacional. Por cierto, hay dos situaciones adicionales que complican mucho las cosas: a) El presidente Hugo Chávez que recogió sus reservas internacionales, y b) China, que comprendió que mantener sus reservas en euros era más rentable que mantenerlas en dólares, alrededor de un 11% más, y anunció a principios de 2005 que no puede comprometerse a mantener sus reservas en dólares. Nuestra represa de dólares está desbordándose, el mes pasado Colombia compró 580 millones de dólares para mantener el valor de nuestra divisa, se requiere la apertura de compuertas para impedir la quiebra de los cafeteros, la crisis que enfrentan reviste todas las connotaciones de una catástrofe natural, si las ayudas llegan tarde no podrá redimirse el sector agrícola que se caracteriza por generar una riqueza que es de las mejor redistribuidas de este país. El dólar diferencial tiene justificación histórica: las transferencias fiscales que el Sector Cafetero le hizo al gobierno a lo largo del siglo XX (desde 1930 hasta 1991) fueron calculadas por Diego Pizano y Roberto Junguito en 11000 millones de dólares. El periódico EL COLOMBIANO lo explica claramente: “estas transferencias básicamente se explican por la tasa de cambio diferencial (más gravosa) que debió soportar el sector cafetero a lo largo de casi todo el siglo XX”. “Ese cambio diferencial- continúa diciendo- se expresó a través de impuestos cambiarios de diversa índole que tuvo que soportar el sector cafetero. Tales impuestos fueron: el diferencial cambiario (1951-1956), el impuesto de giros (1957-1961), el impuesto ad valorem (1967-1991), el diferencial del certificado de cambio (1977-1980), y finalmente las Transferencias de la Contribución Cafetera (1991)”.
“En las transferencias cambiarias, apunta el diario paisa, lo que hubo fue una serie de impuestos que se cobraban a través de un dólar diferencial que debía soportar el sector cafetero. Es decir: el dólar que generaban las exportaciones de café se canjeaba por menos pesos que los que generaban otras exportaciones. Eso permitió al Banco de la República venderle a los importadores (industriales, comerciantes) los dólares requeridos por estos a una tasa cambio más favorable de la que hubiera sido posible en el evento de que no hubieran existido los impuestos cambiarios al café”. El diario paisa concluye su ensayo de la siguiente manera: “Esta mirada histórica resulta útil para entender porqué debe hacérsele justicia ahora al café: los caficultores siempre han sido generosos con Colombia. Ahora el resto de la sociedad, representada en el Gobierno, debe compensarla con igual generosidad y sin mezquindades”.
4-Establecer un piso para el valor de la arroba de café, el precio actual es el mismo que tenía hace un poco más de diez años, lo estamos vendiendo gratis en comparación con esas épocas. También es necesario un techo para el valor de los fertilizantes, en caso contrario los especuladores lograrán que el dólar diferencial cafetero termine por favorecerlos a ellos. La existencia del dólar diferencial contribuirá a restringir la especulación, ya que el balance de flujos por cuenta de la producción en arrobas deberá cuadrar en todos los escenarios propuestos y supervisados por los Comités Departamentales de Cafeteros.
Si no se aprueba el dólar diferencial, por lo menos esta vez ya sabremos quién tiene la culpa de nuestras desventuras: La Junta del Banco de la República. Ellos deberán responsabilizarse de los desastres que le sobrevengan a este país, ellos saben que cuando una nación es conducida a la miseria, las decisiones sobre las políticas públicas son tomadas por los acreedores y no por los representantes de la gente; ellos saben que en Colombia una agricultura en ruinas es una garantía de proliferación de los cultivos ilícitos.